lunes, 29 de noviembre de 2010

LA HISTORIA DE LA TORTUGA Y LA LIEBRE

Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era la más rápida. Para dirimir el conflicto de opiniones, decidieron correr una carrera.


Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre partió a toda velocidad y corrió enérgicamente durante un buen rato. Luego, al ver que había sacado muchísima ventaja, decidió sentarse debajo de un árbol para descansar unos momentos, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se quedó dormida. La tortuga, que andaba con paso lento pero constante, la alcanzó, la superó y terminó en punta, declarándose ganadora indiscutible de la carrera.

Moraleja: Los lentos pero constantes y perseverantes, también ganan la carrera.

II

Pero la historia no termina aquí, sino que prosigue...

La liebre, decepcionada por haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció su grave error de subestimar a la tortuga. Se dio cuenta de que por presumida y descuidada había perdido la carrera.

Si no hubiese subestimado a su oponente nunca la hubieran podido vencer. Entonces desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez la liebre corrió sin descanso desde el principio hasta el fin y su triunfo fue contundente.

Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a los constantes y perseverantes.

III

Sin embargo la historia tampoco termina aquí...

Después de ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y

llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. De la manera como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería.

Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr por una ruta distinta a la anterior. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. La liebre no sabía nadar, y mientras se preguntaba "¿qué hago ahora...?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó con su paso lento pero constante y terminó la carrera en primer lugar.

Moraleja: Quienes identifican su ventaja competitiva y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros

IV

Esta historia aún no termina...

Pasó el tiempo, y tanto compartieron la

liebre y la tortuga que terminaron haciéndose amigas. Ambas reconocieron

que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo.

En la primera parte la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río a nado con la liebre sobre su caparazón y, ya en la orilla de enfrente, la liebre cargó de nuevo a la tortuga hasta llegar a la meta.

Como alcanzaron la línea de llegada en tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que la que habían experimentado en sus logros individuales.

Moraleja: Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las capacidades de cada uno, no seremos completamente efectivos

Lección Final: No importa si somos tortuga o liebre, siempre habrá carreras por ganar. Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, no sólo complementamos capacidades, compensamos debilidades, potenciamos nuestros recursos... ¡sino que también obtenemos mejores resultados!

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