miércoles, 4 de agosto de 2010

“7 Estrategias para alcanzar la Riqueza y la Felicidad”

EL PODER DE LOS OBJETIVOS BIEN DEFINIDOS

Las ilusiones son maravillosas, pero no basta sólo con ellas. No es suficiente con pintar un brillante cuadro del resultado apetecido. Para elevar una estructura poderosa es necesario trazar un detallado plano de la forma en que se colocan los cimientos, se levantan y soportan cada uno de los pisos, etc. Y para ello son precisos los objetivos.

De igual manera que las ilusiones bien definidas, los objetivos bien concretos funcionan como imanes. Te arrastran en su dirección. Cuanto mejor los defina, y en la medida que los describa con más claridad, luchará con mayor tesón por alcanzarlos, y su atracción será más fuerte. Y créanme si les digo que si las negras trampas de la vida amenazan con estancarle en el camino hacia el éxito, necesitará un imán muy poderoso para ayudarle a avanzar.

Para mejor comprender lo crucial que son los objetivos, observe a esa inmensa mayoría que no tiene ninguno. En lugar de planear sus vidas, esta desorientada multitud no hace más que ganarse la vida. Luchan todos los días de su vida en esa conflictiva zona de la supervivencia económica, prefiriendo vegetar antes que dar sentido a su vida. No es extraño que Thoreau dijese: «La mayoría de las personas viven en una tranquila desesperación».

Razones

Mr. Shoaff me dijo una vez: «Jim, no creo que tu saldo en la cuenta corriente del banco sea un fiel indicador de tu nivel de inteligencia». (¡Me alegró mucho oír aquello!) Luego continuó:

«Creo que tienes mucho talento y capacidad y que eres más inteligente de lo que tú mismo piensas». Y resultó cierto; yo era más inteligente de lo que me imaginaba por aquel entonces.

«Entonces, por qué mi saldo en el banco no es mayor?», le pregunté.

«Porque no tienes suficientes motivos para que lo sea», contestó mi amigo, y añadió: «Si tuvieses las motivaciones necesarias llegarías a realizar cosas increíbles; tienes bastante inteligencia, pero no las razones suficientes».

Una idea clave, en verdad: Tener razones suficientes.

Desde entonces he descubierto lo siguiente: las razones vienen primero, las respuestas después. Da la impresión de que la vida tiene una misteriosa fórmula para camuflar las respuestas de tal manera que sólo se hacen aparentes a los que tienen la inspiración suficiente como para buscarlas, aquellos con motivos y razones suficientes para intentar descubrirlas.

Dicho de otra manera: cuando sepa bien lo que quiere y lo desee con la fuerza suficiente, encontrará fácilmente la manera de conseguirlo. Se revelarán sin más las respuestas, métodos, y soluciones que necesita para superar los problemas que se presenten a lo largo del camino.

Vamos a ver. ¿Qué ocurriría si usted necesitase ser rico? ¿Qué pasaría si la vida de algún ser querido dependiese de su capacidad para proporcionarle el mejor tratamiento médico?

Avanzando más aún, supongamos que se ha enterado de la existencia de un libro o de una casete que explica cómo amasar una fortuna. ¿Lo compraría? ¡Desde luego que sí!

Ahora está leyendo un libro sobre el éxito, y seguramente sabrá también que hay otros muchos libros y casetes muy buenos que tratan sobre la creación de la riqueza. Pero si no «necesita» ser rico, probablemente no los leerá ni perderá el tiempo escuchándolos. Un antiguo refrán dice: «La necesidad es la madre de la invención». ¡Cuánta verdad encierra este viejo dicho! Téngalo en cuenta, y trabaje primero sobre sus razones, y luego sobre las respuestas.

CUATRO GRANDES MOTIVACIONES

La gran pregunta que debe hacerse es: «¿Qué es lo que a mi me motiva?»

A cada persona le motiva una cosa diferente. Todos tenemos nuestros propios «puntos sensibles». Y si hace un pequeño examen de conciencia, estoy seguro de que elaborará una apabullante lista de los suyos.

¿Cuáles son los elementos motivadores por excelencia? Dejando a parte el deseo obvio de bienestar económico, existen otras cuatro grandes motivaciones.

EL RECONOCIMIENTO

La primera motivación es el reconocimiento. Las grandes empresas y los directores comerciales sagaces saben que muchas personas hacen más por lograr el reconocimiento de los demás que por cualquier otra recompensa de tipo material.

Ésta es la causa de que las organizaciones comerciales con éxito, y en especial las dedicadas a la venta directa, tengan gran empeño en reconocer toda buena actuación, sea grande o pequeña. Saben muy bien, que en este abarrotado mundo en que vivimos, muchas personas piensan que nadie se preocupa de ellos y sienten que ellos no cuentan para nada. Y el reconocimiento es la confirmación de que valen para algo. De hecho, los que dan muestras de reconocimiento a otras personas, les están diciendo:

«Hola, usted tiene algo especial; usted es diferente.»

Creo que si las empresas se preocupasen más de expresar su reconocimiento a todos sus empleados, no sólo a los vendedores, sino también a los ejecutivos, secretarias y personal de mantenimiento, pronto verían mejorar la productividad de forma increíble.

LA SENSACIÓN DE VICTORIA

La segunda razón por que algunas personas llegan a la cumbre es por lo que se siente al ganar. Ésta es una de las mejores motivaciones.

Si a algo hay que ser adicto es a ganar.

Tengo amigos, todos ellos millonarios, que todavía siguen trabajando diez o doce horas diarias para ganar más millones. Y no lo hacen por necesidad de dinero. Lo que necesita es la alegría, el placer, la satisfacción de vencer. Para ellos la gran motivación no es el dinero; tienen ya de sobra. ¿Sabe qué es? Es el camino, el andar, la maravillosa sensación que produce ganar.

De ves en cuando, normalmente después de acabar una de mis conferencias, alguna persona se me suele acercar y me dice:

«Mr. Rohn, si yo tuviese un millón de dólares no trabajaría ni un día más en toda mi vida ». Probablemente éste es el motivo por el que el buen Dios provee para que las personas que se expresan así, no hagan fortuna. Esta gente lo abandonaría todo al instante.

LA FAMILIA

El tercer gran motivador es la familia. Muchas personas harían por su familia lo que no son capaces de hacer para si mismos.

Cierta vez me encontré con una persona que me dijo: «Mr. Rohn, mi familia y yo nos hemos propuesto hacer un viaje alrededor del mundo. Para hacer todo lo que queremos nos va a hacer falta un cuarto de millón de dólares al año». ¡Increíble! ¿ Puede la familia afectar de tal manera a una persona? Y la respuesta es: «Sí, desde luego». ¡Afortunados los que sienten el amor tan profundamente!

LA GENEROSIDAD

El deseo de hacer compartir nuestra propia riqueza es el cuarto gran motivador. Cuando el gran magnate del acero Andrew Carnegie murió, el cajón de su mesa de despacho estaba abierto. En el fondo del cajón había una amarillenta hoja de papel. En aquel trozo de papel, que databa de cuando tenía veinte años, Carnegie había escrito la meta principal de su vida: «Voy a dedicar la primera mitad de mi vida a acumular dinero, y la segunda a repartirlo.»

¿Y sabe lo que pasó? Carnegie se sintió tan inspirado con este objetivo que llegó a amasar una fortuna de 450 millones de dólares (¡que hoy en día equivaldrían a 4.500 millones de dólares!) Y luego, en la última parte de su vida, se dedicó con verdadera alegría a repartirla entre los demás.

Seguimos !!!!!!!!!!!!!

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